domingo, 22 de enero de 2023

Crónicas ...de guerra y paz, amor y esperanza

Diez años después de que empezara a escribir aquí y casi toda la vida haciéndolo en privado, nunca imagine que pudiera hablar de que en los dos últimos años de mi vida pasaran cosas tan extrañas e inexplicables y que a todos de una manera u otra nos afectaran en mayor o menor medida. 

Ahora cuando han pasado más de dos años de pandemia, la mascarilla sigue presente en nuestra vida, ayer me la olvidé para la farmacia y caí que siempre tengo una en el bolso. La guerra de Ucrania casi lleva un año incendiando los noticieros, y los presagios no son buenos. Un conflicto como otros tantos que se mantienen en el mundo, y que dura ya demasiado. ¿Cómo podrá ser posible ver belleza en medio de tanto caos?. La hay, como en esos ojos de color de la miel, con vetas verdes cuando le llega el sol, que a penas he visto una docena de veces pero se me grabó en la mente cada una de sus rayas. 

Lucía ayer dándome cariño sin esperar nada a cambio, y diciéndome que era guapa... hay gente que engancha desde el minuto cero. El perro de la casa que visito, se pone a mis pies acaricio, y me doy cuenta que el amor existe, el de todas las maneras el que tengo contigo, y con el resto, los conozca o no. 

El tema es que las otras noticias tampoco son halagüeñas, asesinatos, cobro de comisiones por tráfico de influencias, pobreza, crisis, accidentes... falta de respeto, valores y amor en cada una de ellas. 

El mundo arde, y yo ardo por cambiar las cosas, por amar y por dar, sin esperar nada a cambio, sino que se me siga erizando la piel con cosas que vivo cada día porque como recordé leyendo lo que dijo Pau Dones, le perdamos miedo a vivir, vivamos el presente sin pensar el futuro, reír, cantar... la vida es un sueño.

La crónica de la esperanza la leemos mucho menos, pero también existe, cuando se hace música de la buena, que se te mete dentro y tienes que hacerla lista de favoritos, para agradecer los días no afrontarlos sino disfrutarlos con su rutinas y sus sorpresas.




Los titulares de malas noticias venden más, todos los sabemos, los de buena ocupan las páginas interiores, esas que nos sacan una sonrisa de lado, sin olvidar que hay mucha basura, pero entre medio un libro que huele a casa, o la flor que tu madre te regaló y aún no ha muerto. La radio habla mucho, la televisión enseña poco, pero aún quedan las buenas pelis, y los buenos documentales... 

Pasan las horas, y todo lo que la componen, los días se borran en las redes, y los años casi no cuentan cuando miras atrás... pero hay olores y sabores que se van a quedar grabados en la cabeza sin poder quitarlos. Ya me decía mi tía que de amor nadie muere y que todo se supera, supongo que pasará igual con las malas noticias, o eso espero. 

Hoy me levanté sin inspiración, y me voy casi a la cama con mi cerebro como siempre adelantando lo que voy a escribir durante horas... de eso se trata la vida, de saborear cada resquicio de felicidad, y cuanta mas mejor.

Crónicas de amor, mis preferidas, de esas que casi nunca leemos o escuchamos, pero siempre se agradecen... a veces tengo las mías propias, como las de esperanza, de paz, y alguna guerra que me quedará por librar, y siempre redactando o contando en mi propio archivador mental, algunas veces comparto, la mayor parte solo recuerdo. 

Las de soledad las cuento otro día, son buenas, y suelen tenerlas casi todos los que comunican. Pero hoy tocaba la del amor y la paz, que son las que me inspiran a mi y a casi todos, creo... el amor es siempre fácil cuando se vive, y se siente. 

Diez años aquí estoy, casi igual de motivada pero con otras metas, casi igual de creyente en el amor, en la vida, casi ...por no decir más, ya que los años pasan, como estos diez años... que se me fueron volando pero aún más importante es vivir el amor como hace diez, veinte o más, con nervios, ilusión, emoción, pasión... y todo lo que la vida se empeña en recordarnos. 

Para el chico que me retuitea, ese que mira hacia arriba cuando le da vergüenza ... GRACIAS. 


miércoles, 3 de noviembre de 2021

El Hierro me salvó la vida...

El Hierro me salvó la vida...

Llegué en año de Bajada, eso era una premonición, no iba a ser fácil pero si intenso y maravilloso, como el camino. Con sus paradas, sus piedras, pero sus momentos de pitos, tambores y chácaras rezumbando por la cumbre, con un sentimiento a flor de piel, emoción, amor y fe por cada centímetro recorrido. A pesar de saberlo no lo he vivido, pero si he escuchado historias, vivencias, sólo se entiende cuando conoces y comprendes a los herreños, formas parte de su historia, entras en su día a día, que suerte tuve siendo una más. 


Y como es la vida, que me voy en año de Bajada, las casualidades existen pero el destino también, eso era lo que marcaba el mío, tampoco pude vivirla este año pero la promesa de hacerla se queda en la Dehesa. Sobreviví pandemia, volcán, crisis migratoria, social… años complicados que nunca imaginé vivir y a nivel personal no fue mucho mejor, con una impotencia constante pero a pesar de esto la sensación de sentirme afortunada por vivir en esta isla no se desvaneció.  

Entré en el barco hace cuatro años, cargada de maletas llenas de energía, ilusión y un enorme sentimiento de superación y ganas de trabajar por una isla que años atrás me había atrapado. Enamorarse de esta isla, es fácil, yo lo hice, pero algunos no pasan la prueba de fuego y vivir aquí se trunca en ocasiones... lo que me repitieron hasta la saciedad "o la odias o la amas...esta isla no tiene termino medio". Tuve y tengo suerte, el amor me tocó desde el primer día y me marcho con más amor del que pude imaginar algún día recibir, con gente maravillosa y lugares que están clavados en mi retina. 

Despertar en una isla donde reina el silencio es una quimera, por lo menos para la gran mayoría, los amaneceres son más intensos y los atardeceres se frenan, el frío se siente dentro hasta el fondo, los niños se ríen en las calles, la calma te persigue, el anonimato se desvanece desde que pronuncias tu nombre por primera vez...quizá un poco antes. Los paisajes de cada esquina te invaden y se convierten en tus fotografías preferidas, el mar se te graba en la piel, el sol te acaricia sin dañar, las flores tienen más color, y las estrellas te alumbran desde cualquier rincón. Los miradores desde Jinama, hasta El Pinar, desde Valverde hasta Frontera, desde El Faro hasta Las Playas, todos y cada uno de ellos me envolvieron, sus charcos, mi Tamaduste... los caminos, su monte, su sabina, sus vinos... son tantas cosas las que puedo decir que no terminaría ni en una semana escribiendo. 

El alma se te llena, si conectas con la isla, si logras formar parte de esto te recargas con la magia que supone sentir la isla más occidental y meridional de las Islas, más alejada y más ajena, sensible, sorprendente e impasible. 

Lo que nunca imaginé fue vivir tantas cosas en tan poco tiempo, aprender nuevas cosas, enamorarme, tener una mascota que me cuidara, hacer lo que me apasiona, luchar por un trabajo y ganarme un hueco en la sociedad herreña, compartir mil historias con nuevos amigos, crear un increíble grupo de natación que se convirtió en una gran felicidad y motivación, poder hacer deporte en cada rincón de la isla, ayudar a emprender proyectos ilusionantes a personas de esta maravillosa isla, reír tanto, llorar más, recibir tanto cariño, …estoy tan agradecida que mi corazón sin duda en parte se forjó gracias a estar aquí. 

Vivir aquí es algo más que residir en un lugar, es formar parte de un sentimiento. Y en sentido literal a esta isla le debo estar viva, porque estoy convencida que si llegué aquí es para que pudiera saber que, ante una vida calmada y en paz, descubrir que algo no va bien sólo se puede saber en un sitio como este. Por todo ello y sin entrar a dar más detalles que no son necesarios, no vine aquí para buscarme la vida y aportar, vine porque tenía que estar para sentir y mejorar, para que tuviera la segunda oportunidad que muchos no tienen, y poder seguir viviendo... porque El Hierro a mi me salvó la vida. 

**Gracias a mi grupo de natación por quererme y cuidarme tanto, han sido mi inspiración y mi salvación, más de cuarenta herreños y otros tantos de fuera que pasaron por mis clases que confiaron ciegamente en mi, a Edu y Kiko, a todo y cada uno de los amigos que hice y tengo en esta isla, herreños y de fuera que terminaron como yo aquí, que siempre llevaré en mi corazón, son tantos pero cada uno sabe lo mucho que los quiero, a los usuarios y personas que confiaron en mi trabajo, a las personas que me lo pusieron difícil que me hicieron mucho mejor de lo que soy, a todos los que en mi día a día me hicieron sonreír, los compis de tantas y tantas anécdotas, cafés, deporte, mi pueblo de El Tamaduste, a todos los pueblos de esta isla con los que tengo algún recuerdo...tanto de Frontera como de El Pinar, aunque Valverde fuera mi hogar, a las instituciones y representantes que me abrieron las puertas y su amabilidad para ayudarme a seguir luchando, a todos GRACIAS porque desde el momento cero que llegué a este lugar era para quedarme, pero como siempre la vida te cambia los planes.   

(Le dedico este cachito de mi historia a Anabel, una luchadora y admirable mujer que El Hierro puso en mi camino y pronto abrazaré.)#nadamoscontigoguerrera



lunes, 16 de noviembre de 2020

Sentimientos rebajados

Ya no se aprecia tanto la calidad, sino la cantidad o acumular mucho, si algo no sirve se reemplaza sin mirar atrás. Ahora existen rebajas comerciales hasta antes de las navidades y llega el black friday inventado por los chinos o americanos, igual es que es lo mismo, ciber monday, jueves locos, y mil cosas más que no me suena de los 90´...llegan a nuestra vida como si de un temporal se tratara, pero que en vez de resguardar nuestros enseres para sobrevivir los sacáramos rápidamente para exponerlos en escaparates.

Nos gustan, nos chiflan las gangas, los precios bajos, los artículos que ponen precios en rojo y bien grandes, y aunque no los necesitemos tenemos que acumularlos, da igual que pienses que el consumismo no es bueno tienes que aprovechar que esa camiseta que no es que te guste especialmente pero el precio es menos que el café de media mañana, eso si bien cargadito de azúcar.

Se pone de moda todo, rebajar hasta muebles, algo impensable para la generación de nuestros abuelos o padres, que sólo veían ese sillón ofertado si se rompía con el trasporte o si se equivocaron con el color, que ni esas. Y ahora también está de moda el rebajar los sentimientos, si es verdad ...se rebajan los sentimientos porque no hay tiempo para ellos.



La vida corre tan deprisa, que ya las maratones se hacen asequibles a precios de ganga, para aquellos que no corrían más que de un lado a otro de su calle y para comprar el pan, o sacar el perro. 

El amor, la pasión, la dedicación, el altruismo, el respeto, el cariño, la admiración ...también se encuentran en el estante de ofertas para todos aquellos que no se quieren gastar mucho y esperan a la época que sale más baratos.

Los abrazos a mitad de precio, y a veces se regalan, y los besos ya a penas te cuestan lo mismo que un par de calcetines de los baratos, eso si muy suaves y cómodos. Puede parecer atractivo, e incluso puede que quieras adquirir mas de los que puedas dar... pero no son artículos muy apreciados hoy en día, y aún en rebajas no se venden lo suficiente. Está claro que la demanda y la oferta no van de la mano en este mercado.

Me fascina el sentimiento de la observación, pero el de la apreciación de los detalles, eso si nunca está rebajado y este tampoco es que se adquiera con facilidad, digamos que es un artículo de lujo. A pesar de ello, últimamente me lo gasto casi todo en esto, miro detenidamente a las personas, el paisaje, los detalles, las cosas desde el prisma de una inquietud más delicada. Me encanta mirar en silencio, eso no hay dinero en el mundo suficiente que lo pague, observar que no es lo mismo es otro nivel.

Observo cada amanecer como si fuera el último, emociones a flor de piel cuando saliendo de mi casa sale el primer rayo amarillo casi naranja, con nubes a la mitad, y esa indiscutible belleza de la costa y el mar desatando carácter que avisa oleaje, se mezcla con el verde de la cumbre que me da la bienvenida...no puedo evitar emocionarme de esos sentimientos que cada vez me agitan un poco más.

Tu sonrisa, ya remata de alegría los días, y la de la chica de la cafetería al servir mi primer café, la de mis amigas y ya oír la carcajada de mi madre cuando le suelto alguna broma no tiene precio, esas siempre me salen gratis.

Que bueno sería que tuvieran éxito rotundo estas ofertas sentimentales, y que todos las incluyeran en su bolsa de la compra, así de manera diaria, que fueran casi de obligado cumplimiento, en los tiempos que corremos y teniendo en cuenta que esto lo empecé a escribir hace más de un año, sin mascarilla ni oliendo a gel en la oficina, me derrite pensar que se valoran al alza los sentimientos, y que cuando vuelvan los abrazos y los besos generalizados les demos su verdadero valor. 


p.n.8 "Qué bonito sentir en plurar, y en singular, que bueno tener sentimientos hasta en épocas de confinamiento"




lunes, 25 de febrero de 2019

Las maneras en que te veo...

De la manera en las que yo te veo, no se pueden describir con facilidad, es como cuando te pedían que describieras sentimientos y a penas sabías que era escribir.

Te veo frágil, como un ave que intenta sobrevivir en el primer vuelo que amaina con sus débiles alas que apenas atisban color, te noto sensible como el pequeño polluelo que ansia la llegada de su madre para que le dé su alimento para crecer, como un copo de nieve hermoso y susceptible a cualquier daño que le haga desaparecer. Pero te miro y eres fuerte, grande y resistente a cualquier temporal, como una roca de esas duras y toscas que se integran en el paisaje, de origen volcánico por la fuerza que emana de dentro cual fuego la vio formarse.

Te observo y eres niño, como si no hubieran pasado por ti los años, la dureza de los tropiezos, niño de risa fácil, y de buenos sentimientos pillo pero dulce, travieso pequeño que solo quiere jugar sin contar el tiempo, te miro y eres hombre de los que protege a lo que quiere, y a los que quiere, que aprieta fuerte en los abrazos pero sin hacer daño, que acaricia suave y de verdad, que el duro tacto de tus manos va acompañado de la tibieza de tu voz, cálida y sincera.

Te miro y veo honradez, coraje y mil maneras de terminar una misma frase, así te veo como un poseedor de poderes que no sabe que los tiene, que la humildad y la discreción marcan tu mirada, que los años te pasaron lentos y los días muy rápidos, que tus manos marcaron tu destino pero tu sencillez marca tu presente.

Te veo como nadie te ve, ni como tú mismo, como si te conociera desde antes de verte y como si no conociera nada de tu rutina, desconocido sin desglosar, sin detallar tus secretos, tus miedos, tus inquietudes, descubriendo como te veo y como te miro y sin observar demasiado te veo lejos y cerca al mismo tiempo.

Te quisiera ver durante mucho tiempo, pero eso no lo sé, sólo que me gusta lo que veo, y que cada vez te miro como quisiera que me vieras tú a mi, desde dentro.


F.L.R 27.11.2018

viernes, 12 de mayo de 2017

La maldita bendición de tener poca memoria...y otras cualidades que no recuerdo

La memoria es algo que siempre quisimos controlar, y desde que existe razonamiento humano incrementar, como casi todo lo que reportara beneficios, como los romanos inventaron la moneda para llenarse los inexistentes bolsillos, o como algunos queremos aumentar los kilómetros recorridos...en la variedad reside el gusto.

Algunos amaneceres tardíos intento leer, descubrir algunas nuevas noticias o simplemente revisar las alertas de mi correo, mi mente lo pide...y esas efímeras mañanas o quizás tardes enteras intento echar un vistazo a la realidad de nuestro alrededor, del país vecino o de mi pequeña calle...esa que nos quieren vender. La verdad que interesa o no tanto, alguna real otra no tan verdadera, quizá algunas no las queremos creer, otras simplemente superan la ficción.

Montañas de letras se acumulan en mis pupilas cuando intento descifrar esas palabras que a penas habré visto en mi vida, y después las miles de medias verdades o mentiras que quiero entender el porque complicamos la existencia de un mundo lleno de simplicidades como nosotros que las tergiversamos todas. Leí en mi agenda un día de esos agobiantes, consciente de  mi sobria oficina esas citas que traen las hojas llenas de tareas..."Di la verdad de vez en cuando para que te crean cuando mientas", cierto que la veracidad de mil cosas se entremezclan con los agrios ingredientes de las falsedades.

Si es verdad o no quizá, a nivel personal pasa lo mismo, nos complicamos demasiado y el limite entre la verdad y la mentira nos juega malas pasadas. Que nos creemos de nosotros o que no de los demás, y si lo que nos dicen será cierto o falso, en eso entra la maravilla de la mente que a veces recuerda o no tanto lo que nos hace daño. Dicen que es más difícil de olvidar un mal recuerdo, que mil momentos maravillosos vividos, no creo que sea así aunque seguro que como el resto me equivoco, pero ¿no creen que depende más de nosotros, lo que queremos recordar?

No quiero recordar lo malo, pero tampoco quiero olvidarme de lo que no me hizo ser mejor... y volver a repetir de nuevo mis torpezas y mis amagos de entender el cruel resultado de mis actos fallidos, aprender ahí está la clave, retener el conocimiento pero suprimir el dolor de la caída. Y si, existen muchas formas de no machacarse continuamente con eso. Lo de tener mala memoria ayuda pero lo de arriesgarse ayuda mucho más, pasa en el amor y en la guerra.

Desde que tenemos edad de razonar nos han vendido la idea que memoricemos todo, que aprendamos lo máximo, usemos la cabeza para retener la mayoría de datos posibles, no creo que sea malo pero no creo que eso sea lo más importante. Es bueno usar la cabeza, aprender cosas nuevas, y tampoco quisiera nunca olvidar a montar en bici, ni nadar...pero para que queremos ocupar todo nuestro disco duro con cosas que no vamos a utilizar nunca, como aquellos malos recuerdos... de ver llorar a la gente que queremos, de gritar por tristeza, de esa parte cruel e injusta del mundo, insufrible y hermosa tierra que nos da y nos quita la misma cuantía de momentos inolvidables...de tu mirada...de tu tiempo y del mío, de los besos sin dar o los abrazos sin sentir, de esas palabras malsonantes, y de las que hacen daño también, de ver sufrir a nuestra madre y a nuestro padre quizá, de discusiones sin sentido, de mentiras, de cosas sin decir, de personas pasajeras...y así varios gigas de memoria.

De lo que nunca nadie se quiere deshacer es de las sonrisas, de sentir pasión por la vida, de los retos y objetivos conseguidos, de los abrazos, los bonitos gestos, de los besos apasionados, de las miradas cómplices, de las ayudas recibidas y las dadas, en definitiva de los momentos mágicos cuando a veces existen, de tu perfil bueno que es mi nueva perdición. No te quieras olvidar de los años que pasan, las experiencias acumuladas que si son un grado y marcan la diferencia, por mucho que me quieran convencer que la edad es un número o solo canas nuevas, aunque quiero ser niña toda la vida, con más conocimientos, con más cicatrices, aunque me siga equivocando como cuando era una veinteañera algo confiada que pensaba que sabía lo que era la vida y madurar.

Aunque es una simple tarea, casi siempre es un reto no hablar en primera persona, prefiero no contar mi experiencia pero por instantes es inevitable, permítanme en este segundo haga un stop en esta pequeña reflexión, y hable de esa señora que en mi familia conocemos pero ella ya a nosotros no. Esa maldita y destructiva enfermedad de acabar con los recuerdos, finiquita los simples gestos del día a día, esa enfermedad de nombre extraño, que algunos adquieren por momentos temporales y olvidan lo que les conviene. Todo esto viene porque algunos no eligen olvidar, no escogen dejar su mente en blanco y eso es un gran castigo, no para el que lo sufre sino para los que le rodean y observan como si no hubieran pasado mil historias y recuerdos. Aunque el mundo parece que nos quiere decir una y otra vez que no olvidemos todo lo que nos ha hecho daño, nosotros insistimos en incidir en las mismas malditas costumbres de cagarla de nuevo.

Robo lo que me dijeron hace poco y repito que si me dieran a elegir, prefiero el dolor a la nada, prefiero recordar que tener mala memoria, prefiero repetir una y mil veces más esos instantes de sufrimiento, por no dejar de fotocopiar en mi mente los buenos y maravillosos momentos que he pasado, esos que te sacan una sonrisa y ponen un millón de pelos de punta. Me estremezco al pensar que puedo ser la próxima victima y el pequeño alfiler del mundo que pierda la memoria, que olvide tu nombre tu cara, tu parte buena, que no recuerde el intenso olor de mi madre cuando cocina en su camisa alargada y con salpicaduras del quehacer, y así mil pequeños grandes detalles de mi insignificante vida.

De esa maldita bendición, que me libre mi Dios y el resto de dioses ...de tener poca o mala memoria.

FLR


jueves, 14 de julio de 2016

Retales que dediqué a tus manos...


Densas y arduas herramientas, castigadas y cuidadas al mismo tiempo, con testigo de los roces de sus cuerpos, sin marcas por ello, sin sal y sin viento. Con dulzura que albergaron mil notas, sin huellas por el rápido movimiento que usaste en mi contra.

A pesar de las estocadas en las sinuosas formas de tus malsonantes miradas, a pesar de la forma de balancear tus manos en mi cuerpo, aún con ello sigo pensando que la dulzura de tus cambiantes melodías siempre impedirán mi huida. A pesar de ello...sigo pensando que tu voz me atrapa. 

Esas anestesiadas muñecas fueron las culpables de no poder evitar la cruel y dulce tortura de pasar tus yemas por mi cabello...y rendirme ante tu vil intrusismo en mi vida. Sin pensarlo sin decirlo...se acercaron las malditas a ese pelo que uno a uno se enrola en tus dedos...sin quererlo, sin buscarlo se acercan se mezclan y se escapan hacia esos hilos de terquedad que escupe mi castizo pensamiento.

El fin de tus largos dedos, que terminan en lanzas llameantes de ásperos recuerdos, teñidos de dulzura y de cambiante acento, no fue devoción de mi santo. Cambio la mirada y no dejo de observar la belleza de tus armas.

Tus manos, tus huesos de acero y piel de avellana, tu tacto con táctica de alfil, sufrió de desencanto varias veces sin que perdiera un ápice de elegancia.

Y cayó mi sombra por la amargura de no ver tu sonrisa, y calló mi alma cuando tus ojos no me miraron, a pesar de la luz no dejé de ver en blanco y negro. No supe distinguir entonces la verdadera distancia al cielo, y al final desperté del sueño y me di cuenta que no era más que un real invento.

Se acercaron y lentamente me torturaron, sin piedad y sin lamento...esas malditas ganas de castigar esas batallas que no paran...y que aunque sin oposición de mi cara buscaron de nuevo esos dedos para mirarlos con recelo, y desconfianza con discreto silencio.

Y era de esperar que pasara...era de suponer de la manera que me dabas la mano me la soltaras...y al final ausente y más fuerte que antes decidí aunar sobrantes hilos de cordura y marché a una nueva aventura más que conocida...y desperté del sueño.

La imaginación me traiciona y aún no desespero por volver a tu encuentro, sin dejar de pensar en cuáles son tus pensamientos, cuales las ganas, cual el deseo.

Diez que parecían mil y un ataque a mi paciente tranquilidad, diez que fueron un millón de látigos de dulces destellos al mismo tiempo, desvanecidos en un suspiro recordados sin un lamento, en silencio y cordura que perdí y recuperé al momento.
F.L.R



viernes, 11 de diciembre de 2015

Despidiendo el año... Y empezando de nuevo

Todos los años la misma historia, nos vemos en el último mes haciendo balance, sin saber muy bien cómo se nos escaparon los días y que de nuevo estemos rodeados de luces navideñas, de adornos y de eternos anuncios de nostalgia y solidaridad.

Me quise dar cuenta que otro año más pasaba por mi piel y por mis nuevas canas, que gracias a Dios aún disimulo sin la certeza que se me noten demasiado los años, por esos pequeños detalles y que me sigue gustando pensar que aparento muchos menos.

Maldita sea, se me fue de nuevo otro año impar sin cumplir la mitad de los propósitos, sin cumplir con algunas de las promesas, sin mantener algunas relaciones que pensé que eran para toda la vida...es la realidad el no saber que nos depara el destino, es la cruda vida que nos sorprende en cada recóndito segundo que nos cambian los jodidos planes.

Ya me he decidido a seguir con mis retos, con los que cumplo, a seguir con mis sueños esos que siempre persigo, aunque me machaquen el corazón, no olvido mi propósito número uno el que repito año tras año, el que nunca se cansa de aparecer en mis agendas anuales, el de la felicidad disfrutando los momentos que me deja la vida.

Siempre pienso que la vida nos premia y castiga en partes iguales, en lo que nos queda por hacer, lo que nos queda por planear, siempre la diferencia se queda en la delgada línea de la elección de nuestras metas.

No me gusta, aunque me castigue el pensar continuamente en el pasado, aunque me decepcionen o yo le falle a la gente que quiero, me gusta pensar en lo excitante que es el futuro y lo mejor en vivir intensamente el presente, en disfrutar, mejorar, comerme a cachos los instantes que me hacen vibrar de nuevo.

Hace poco le dije a alguien a quién quiero,  "no se basa en las palabras que digas, sino en los actos que demuestran que esas palabras son verdad, sino no tienen sentido..." es verdad siempre se me dio mejor escribir que hablar, eso tal vez no ayude pero lo mejor de la vida y nadie me puede decir lo contrario no se dice, se siente, emociona, y te corta la respiración. Deberíamos querernos y ayudarnos más, no complicarnos demasiado con los rencores y envidias que no ayudan a avanzar, sino a saborear menos nuestras alegrías.  

No quiero que otro año más se me vaya sintiendo que me falta algo en el bolsillo derecho, porque en el izquierdo no me cabe nada más. Creo que todos nos cansamos de estar continuamente lamentando los que nos faltó hacer, los adiós que dijimos y los que no también, las derrotas y las escasas victorias, los novedades y las historias de siempre.

 ¿Que iluminado inventó que un año termina el 31 de diciembre? Quiero que termine cuando yo lo diga, hacer balance cuando yo termine mis propósitos y al hacer recuento siempre salga ganando, o por lo menos me despierte el día 1 contando desde cero, y con las cosas bien cosidas y cerradas, pero no mi manera de avanzar es ir tropezando hacia delante, y claro sigo teniendo bastantes caídas.

Si en el año nuevo se pueden pedir deseos, pido que dure mucho más que el año pasado, que duren más los orgasmos, las carreras, los sueldos, las risas, los bailes, las salidas en bici, el buen tiempo, las canciones buenas de verdad, las duchas rápidas, que dure más el respeto, las verdades, las personas que marcan, los besos, la excelencia y la calidad, las competiciones sanas, la gente que merece la pena y la que no también, escuchar más y hablar menos, que me dure mi padre y mi madre más, que me duren las ganas y las tuyas y las de él...que duren los amigos, los conocidos y los que quedan por conocer, las lluvias, que dure todo lo que tenga que durar, pero sobre todo que lo que nos guste dure MÁS.

Y si seguimos hablando este nuevo año del pasado que sea para recordar lo que aprendimos, de la buena gente y la mala alejarnos, para conocernos aún más si cabe. Y aquí estoy con mil cosas que apuntar en mi nueva agenda...despidiendo el año y empezando uno nuevo...con ilusiones, ganas, con muchos retos y con mucho que aprender, ante todo y sobre todo con más de mi que nunca, así cada año que resisto en este libro de la vida espero que sea.

Y si con este cacho de reflexiones, de frases no profundas y realidades de mi realidad, te hice sonreír, pensar, o incluso perder unos minutos a recordar algo que te gustó ...mereció la pena cerrar el año así.

Adiós loco 2015, sorpréndeme 2016.